30 de diciembre de 2010

Poesía: diálogo entre conciencias

Aún en medio de la mayor aflicción, la poesía –siempre la poesía– y los poetas saben exactamente qué decirme, qué decirnos: 

La poesía representa para mí la soledad del ser humano que reivindica la conciencia individual en un tiempo dispuesto a liquidar las conciencias individuales. La poesía representa para mí la voluntad del ser humano que no quiere una soledad confundida con el aislamiento, el egoísmo, la agresividad, y por eso busca espacios públicos, los poemas, para establecer un diálogo entre conciencias. La poesía representa para mí el autodominio de un ser humano que cansado de vivir con prisas, con dogmas –que son la prisa de las ideas–, con ofertas de consumo rápido, pide el tiempo necesario para hacerse dueño de sus propias ideas, para matizar, para ponerse al otro lado de las afirmaciones o las negaciones tajantes, para decidir sobre lo que es importante y lo que es prescindible. El poeta que dedica toda una tarde a buscar una palabra representa para mí al ser humano dispuesto a entender las riquezas minuciosas e incontables de la realidad, a responsabilizarse de las propias opiniones y a encontrar un modo honrado para conversar con los demás.

Cincuentena, 2010. 

8 de agosto de 2010

Amemos nuestros propios ritmos

Como ya estoy en pleno proceso de mudanza, muchas cosas han sido ya guardadas, entre ellas los cuadernos que contenían el Cuaderno de Poesía, origen de este blog y estos posteos. Sin embargo, nada me impide seguir compartiendo poemas y reflexiones sobre la poesía, gracias a la magia de Internet. Así las cosas, y como en el taller de escritura que coordino estuvimos viendo sonetos, vaya este soneto-arte poética-recomendación que haríamos muy bien en escuchar de alguien tan genial como contradictorio, Rubén Darío, padre del modernismo hispanoamericano, influencia perniciosa en palabras de Antonio Machado, maestro capaz de las más sublimes bellezas y de los bodrios más espectaculares también.





Ama tu ritmo y ritma tus acciones
bajo tu ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.

La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.

Escucha la retórica divina
del pájaro, del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;

mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.

Prosas profanas, 1896. 

1 de agosto de 2010

Un clásico, un maestro

Un poeta que, a pesar de ciertas tosquedades, me gusta y admiro mucho, no sólo por su obra, que es digna de ser recordada y visitada, si no también por su tremenda y azarosa vida. Aquí, uno de sus poemas más famosos, en momentos en los que «Avanti» es casi una orden para mí: 


¡AVANTI!

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas;
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.

Obcecación asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellen los garfios de la suerte...

¡Todos los incurables tienen cura
cinco minutos antes de la muerte!

Almafuerte
Siete sonetos medicinales

25 de julio de 2010

Reflexiones desde la generación del 27

Los fragmentos y reflexiones que copiaré a continuación no aparecen en el Cuaderno de Poesía original, ya que conseguí este libro hace unos cuatro años. Lo leí días atrás y me pareció que había cosas que no podía dejar de compartir, como las que siguen: 

Para escribir, leer; y para escribir poesía, leer buena prosa.

La poesía es una sucesión de preguntas que el poeta va haciendo. Cada poema, cada libro es una demanda, una solicitación, una interrogación, y la respuesta es tácita, pero también sucesiva, y se la da el lector con su lectura, a través del tiempo. Hermoso diálogo en que el poeta interroga y el lector calladamente da su plena respuesta.

El poeta está lleno de 'sabiduría', pero no puede envanecerse, porque quizá no es suya; una fuerza incognoscible, un espíritu habla por su boca: el de su raza, el de su peculiar tradición.

(...) yo, no soy yo solo. Mi fe en la poesía es mi fe en la identificación con algo que desborda mis límites aparienciales, destruyéndome y aniquilándome en el más hermoso acto de amor, y cuando yo canto, hablo de mí, pero hablo del mundo, de lo que él me dicta, porque esto es la inspiración: hervor en el reducido recinto del corazón, de fuerzas innumerables, concentradas finalmente como una sola espada atravesando de dentro a fuera el pecho del inspirado.

El poeta es el único que realiza con su poesía esa antevisión, esa comunión con un mundo total. Por eso la poesía y el amor tienen una misma fuente. Y por eso el poeta vence a la muerte, porque en vida descorre las cortinas de nuestro supremo aniquilamiento.

Para mí, y creo que de algún modo para todo poeta, [la creación literaria] es la expresión de la experiencia. La experiencia es una forma del saber, y esta forma del saber sólo se comunica por el arte, no por la ciencia. Es un modo de conocimiento. La creación literaria es restablecedora porque por ella las experiencias penosas adquieren luz y el dolor es creador e iluminativo.

La poesía es una larga pregunta que se prolonga y concreta en cada poema que el poeta compone, en cada libro que el creador origina. No se dirige al mundo, sino al oído del mundo, lo que no es lo mismo. Ese oído es el hombre, que nace de la materia que se levanta, incorporándola y que al sucederse se hace historia. La poesía busca con desesperación una imposible respuesta porque el oído escucha pero no tiene palabras. La poesía es la esperanza inabatible, porque la vida es una contestación perecedera pero inmortal.

No te temas. Ni los temas. Para cumplir tu verdadero destino, para vivir, para crear tus hijos de belleza inteligente, ama como si el minuto fuese el siglo, como si unos labios que besan fuesen la boca de la vida.

Prosas recobradas, 1987.

4 de julio de 2010

Magia y metáfora

[CdP]

Reflexiones en torno a la metáfora (y también a la magia):

Para el poeta, la metáfora, es decir, la imagen es también la cosa. Magia y poesía responden a esa incontenible apetencia hacia la unidad que tiene lo diverso, a esa irrefrenable sed de diversidad que arde en lo único. La participación mágica es la técnica de que se vale la primera, y la metáfora el recurso de la segunda.
En la metáfora el poeta procede como si cada palabra estuviera incompleta, y por ello necesitada de un complemento, tal como el hombre en el mito platónico del amor. Y cada palabra sólo puede alcanzar su plenitud, mediante la participación mágica de su significado con otra palabra.

La metáfora total, operante como instrumento mágico, empieza cuando el reflejo se proyecta a su vez sobre la cosa reflejada e influye sobre ella, cuando la cosa reflejada es a su vez reflejo, y sólo mediante ese intercambio de mutuas generosidades, consiente el infinito en acurrucarse, anidarse confiado entre ellas.

Mediante la metáfora se logra, pues, una participación, una independencia entre las cosas que las torna más accesibles a quien maneja el procedimiento, y simultáneamente, permite al poeta su propia identificación con la realidad, es decir que en toda metáfora, además de la manifestada extraversión de sus términos, hay latente, pero con igual certidumbre, el ansia de comunión de su creador con el mundo y nunca mago alguno lo consiguió con tanta plenitud como el poeta.
Variaciones sobre la poesía, 1959.

27 de junio de 2010

Una auténtica poética

Poco sé de este poeta. Yo creía, erróneamente, que era argentino pero es peruano. Visitando ahora la Wikipedia me entero del porqué de mi confusión: nació en Arequipa (Perú, efectivamente) pero murió en Buenos Aires. Difundió en nuestro medio la obra de Freud y las vanguardias, de las que formó parte. Pero no es la idea de este espacio perder tiempo con cháchara biografista. Aquí, la poesía, más aún, el poema, deben ser los protagonistas. El que sigue es una auténtica poética, un género que me interesa cada vez más profundizar y analizar: 

SEMÁFORO

Mejor es que los ojos como lámparas trémulas se apaguen
que los sonidos sean transportados a donde nunca se los oiga
que no acepten el vuelo los vocablos
que no haya casos cuando yo poeme

Pido la cesantía de las buenas costumbres del lenguaje
la defunción de la gramática
el aniquilamiento del sentido doméstico en el canto
exijo ausencias cuando yo poeme

Propugno el culto de la errata
el celeste relámpago de la equivocación
el juego mágico de malentendidos entre versistas y leyentes
para que juntos poememos en perseveración de este prodigio.

El poemar repuebla al tiempo
acrecienta al espacio de perspectivas y alrededores
y en tanto que se espacia poemando
se tiempa para siempre quien poema

Alberto Hidalgo
Antología personal, 1967.

20 de junio de 2010

Verdades inquietantes sobre la poesía

[CdP]

Sobre los críticos (y algunos poetas): 

La mayor parte de los poetas y de los críticos se asemejan a visitantes de una catedral, bien educados y sumamente cultos, llenos de tacto, de respeto y de admiración. Tienen toda clase de consideraciones por la liturgia y están bien informados sobre cómo debe ser una verdadera cúpula. Pero, para utilizar una frase de Robert Penn Warren, no van allí a rezar.

Sobre algunos poetas (¿poetas?):

El mundo de estos poetas [se refiere específicamente a ciertos poetas norteamericanos] se limita habitualmente al medio universitario, salvo durante ciertos períodos de frenesí sabático que transcurren con un mayor retiro del mundo todavía (...). Son generalmente señores (o señoras) moderadamente prósperos, de buen carácter y muy perseverantes en el trabajo. Publican regularmente en sólidas publicaciones literarias trimestrales y periódicamente reciben premios. Conocen la literatura acabadamente, tienen buena formación, mucha habilidad y salvo unos cinco o seis, nada tienen que decir.

Sobre vida y poesía, vida y poetas: 

Estoy profundamente convencido de que es legítimo cuestionar la competencia de los poetas sobre tales asuntos. Si la poesía trata verdaderamente de la vida del hombre en sus aspectos importantes, resulta esencial saber si el poeta tiene conocimientos suficientes para decirnos algo significativo sobre ella.

Sobre la función de la poesía, si la tuviera: 

(...) debemos admitir que a estos poetas académicos no les interesa hablar del mundo. Sólo quieren construir, y construir algo que sea bello. El contenido para ellos constituye la forma (...). Si la función de la poesía fuera solamente esa, no sería suficiente como para justificar que invirtiera en ella mi vida. Si se tratara meramente de una forma feliz, gozaría de ella como del ajedrez o de la comida, pero no renunciaría por su causa a nada que me resultara de vital importancia. Si no se tratara de algo que realmente importe, no me retendría más allá de su goce, por bien hecha que esté.

Y finalmente: 

Corrección es exactamente lo que no debemos pedirle a la poesía. Si se trata de poesía importante, constituye necesariamente una perturbación de la paz. El buen poeta nunca es un hombre bueno, nunca es doméstico. Los poetas amenazan la forma y los supuestos de nuestra vida, nos impulsan hacia lo que debemos ser, en vez de apaciguarnos en lo que somos. Es probable, por lo tanto, que la poesía importante nos llene de desazón.

Poets on poetry

13 de junio de 2010

La experiencia poética de la mano de Girri

Vuelvo al CdP y remito al lector a esta entrada de Fauna Abisal para más datos sobre este libro: 

Por lo general, recelo y desconfío de lo que unos fantasmales y generalmente anónimos seres escriben en las solapas y contratapas de los libros. Casi nunca dichos paratextos van firmados y luego uno descubre que lo que se dice en la contratapa de una menguada edición de los Artículos de costumbres de Larra es, en realidad, lo que opinaba de él Sarmiento en uno de sus Viajes..., y así por el estilo. 
La contratapa de este libro (al que volveré infinidad de veces aquí) tampoco está firmada y no sé realmente quién pudo haberla escrito, pero dice algo que se aplica perfectamente lo que quiero hacer aquí y por eso lo cito: 
Rigor y pasión son asimismo los rasgos que caracterizan las reflexiones sobre el quehacer poético (...), una serie de pensamientos surgidos en medio de lecturas de otros poetas, de textos críticos, del propio poetizar.
Exacto, podría agregar. 
En la primera hoja del libro hay una anotación en lápiz que realicé hace dos años [en 1999] y que también quiero rescatar aquí porque creo que lo que dice allí recién ahora se hará realidad: 
He leído este libro por lo menos dos veces, a juzgar por los diversos colores con que ha sido subrayado. He transcripto párrafos y sentencias enteras, pero siempre dándome cuenta de que lo hacía para el futuro, para un futuro que aún no sabía cuál era, pero que me permitiría al fin comprender todo ese «palabrerío». Ese futuro ha llegado, creo: estoy a punto de comenzar el tercer año de mi carrera y en el último cuatrimestre cursé una materia (Teoría Literaria I) donde no se hizo otra cosa más que hablar, discutir, leer y desmigajar a la poesía, al poeta, al poema. Por ello, la lectura actual de este libro será la más significativa porque será como si nunca lo hubiera leído, tan nueva me acerco a él, tan fresca quiero volcarme en él, para, al fin, poder comenzarlo a entender.
En primer lugar, esa lectura nueva y fresca y comprensiva finalmente no pudo realizarse en su totalidad, si bien dejó un reguero de notas y cuestiones interesantes. Por otra parte, es un libro de fácil lectura pero de díficil asimilación, acaso por la brevedad, por lo aforístico, lo riguroso y pasional de sus comentarios y observaciones. Hablaba esa nota de Teoría Literaria I y recién pensaba que este cuaderno, paradójicamente, va a terminar pareciéndose a los apuntes de esa materia, en la que el profesor Cowes nos dictaba los poemas y nos regalaba luego su parecer, su opinión, sus análisis. 
Siempre temí que la facultad destruyera mi gusto por la poesía junto con mi capacidad para producirla, pero al conocer al profesor Cowes todos mis temores fueron acallados porque allí mi poesía fue llamada por primera vez poesía y mis poemas eran poemas porque él los ponía en un pie de igualdad (!) con los de Salinas y Juan Ramón Jiménez al mezclar sus hojas con las mías, con esas hojitas que yo trémulamente le había alcanzado para ver «qué le parecían». Y resultó que le parecieron claramente emparentados con la generación del 27, cosa en la que yo ni siquiera había reparado, y allí también fui llamada por primera vez «una poetisa argentina» y no una simple compañera de curso. 
Entonces, vaya este cuaderno también como un homenaje, un homenaje a un verdadero fanático (además de una eminencia) de la poesía por sobre todas las cosas. 
Habría que aclarar, aunque ya parece ocioso, que este cuaderno estará lleno de digresiones y excesos puesto que eso es lo mejor que tiene la literatura: uno empieza, digamos, por acá, pero no tiene ni idea ni sabe siquiera si va a terminar por allá o por acullá. 
Dicho lo cual, vuelvo a Girri que de él es de quien se trata ahora. 


En Notas sobre la experiencia poética, el libro al que me estaba refiriendo antes de desviarme hacia el profesor Cowes, Girri sostiene algo que creo fundamental para entender tanto su propio libro como lo que quiero hacer en este cuaderno:
No parece excesivo entender que cuanto un hacedor de poemas escribe lateralmente acerca de su oficio, estética, actitudes de la poesía ante la realidad con que opera, concepciones de otros creadores, etc., debe juzgarse a la luz y en relación con puntos de vista privativos de aquél, directa o implícitamente ejemplificados por su obra.
Aunque termine oscureciendo, prefiero aclarar: este cuaderno contendrá, entonces, entre otras cosas, mis puntos de vista sobre la poesía y todos aquellos que coincidentes u opuestos con los míos tengan o hayan tenido alguna utilidad manifiesta para mí y para mi obra, pero no pretendo, de ningún modo, que esto sea la Verdad Revelada... 
Sin embargo, colijo que se pueden sacar muchas buenas enseñanzas, y en particular de los fragmentos de Girri que siguen: 

No todos los versos son poesía y la división clásica es: escritos artísticos y escritos comunes. A la menor provocación, la prosa puede caer en la rima. Lo que designaríamos como prosa suele tener ritmos, aliteraciones, repeticiones, polifonía y cuanto pasa por ser exclusivo de la poesía. [Nota de 1999: cfr. con la definición de lo propiamente lírico en Reisz de Rivarola y se verá que lo lírico no reside en el verso, ni siquiera en la rima como tales sino en la trans-gre-sión.]

El espíritu de la letra; la letra a manera de dato que servirá para que el lector se golpee la frente: '¿cómo no me había dado cuenta antes de que eso era así, tal cual lo estoy leyendo, literalmente?' [Nota de 1999: Cortázar me ha regalado tanto de esto, y Henry Miller y Roberto Arlt... Y el propio Baudelaire, agregaría hoy, como luego se verá.]

Poemas como aforismos. La prueba de su eficacia consistiría en que ocuparían más lugar en la memoria que en la página. [Nota, sin fecha: ¿Y acaso no vale más perdurar en la memoria que en la página?]

Uno no debe guiarse sólo por las exigencias de lo que está haciendo; lo que necesita ser escrito. Por lo demás, es probable que el poema resulte siempre superior a lo que se diga sobre él.

Y se aprende a ser constante (constante, no rutinario), a saber cada vez menos por qué se hace lo que se hace, y a acentuar la convicción de que no se puede hacer sino lo que se hace.

Notas sobre la experiencia poética, 1983. 

6 de junio de 2010

Contra el embrutecimiento que es la vida

No recuerdo si en el Cuaderno de Poesía del 2001 incluí algunos de ellos, es probable que sí. De cualquier manera, en aquel entonces no los había leído todos sino que había encontrado algunos sueltos por allí. Me refiero a los célebres Membretes de Oliverio Girondo, ese monstruo, ese gigante, ese dios de la poesía. Fue, él también, uno de mis primeros padres nutricios y conocí sus membretes tempranamente. Por alguna gracia que ya no recuerdo llegué a su poesía cuando tenía apenas 16 o 17 años, momento álgido y exacto para encontrarme con ella y saber que ya nunca la abandonaría. Esta semana, a raíz de mis clases en el Taller de Escritura del Pasaje Dardo Rocha, volví a hacerle una visita al maestro, y rebuscando un poema para compartir con mis alumnos me encontré de nuevo con los membretes. La transición fue natural: se impuso seleccionar mis favoritos para ponerlos aquí sin dilación alguna. En cursiva, aquellos que o bien impactaron en lo más hondo de mí o bien los que creo que funcionan como auténticas (y sensatas) artes poéticas a seguir por cualquier poeta que se precie de tal. 



No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio.

Entre otras... ¡la más irreductible disidencia ortográfica! Ellos: Padecen todavía la superstición de las Mayúsculas. Nosotros: Hace tiempo que escribimos: cultura, arte, ciencia, moral y, sobre todo y ante todo, poesía.

Aunque la estilográfica tenga reminiscencias de lagrimatorio, ni los cocodrilos tienen derecho a confundir las lágrimas con la tinta.

Llega un momento en que aspiramos a escribir algo peor.

¡El Arte es el peor enemigo del arte!... un fetiche ante el que ofician, arrodillados, quienes no son artistas.

No hay que confundir poesía con vaselina; vigor, con camiseta sucia.

¿Por qué no admitir que una gallina ponga un trasatlántico, si creemos en la existencia de Rimbaud, sabio, vidente y poeta a los 12 años?

Un libro debe construirse como un reloj, y venderse como un salchichón.

Con la poesía sucede lo mismo que con las mujeres: llega un momento en que la única actitud respetuosa consiste en levantarles la pollera.

Trasladar al plano de la creación la fervorosa voluptuosidad con que, durante nuestra infancia, rompimos a pedradas todos los faroles del vecindario.

¡Si buena parte de nuestros poetas se convenciera de que la tartamudez es preferible al plagio!

Tanto en arte, como en ciencia, hay que buscarle las siete patas al gato.

¿Cómo dejar de admirar la prodigalidad y la perfección con que la mayoría de nuestros poetas logra el prestigio de realizar el vacío absoluto?

La vida es un largo embrutecimiento. La costumbre nos teje, diariamente, una telaraña en las pupilas; poco a poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario; los mosquitos pueden volar tocando la corneta, carecemos del coraje de llamarlos arcángeles, y cuando deseamos viajar nos dirigimos a una agencia de vapores en vez de metamorfosear una silla en un trasatlántico.

Aunque ellos mismos lo ignoren, ningún creador escribe para los otros, ni para sí mismo, ni mucho menos, para satisfacer un anhelo de creación, sino porque no puede dejar de escribir.

La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta.

Segura de saber donde se hospeda la poesía, existe siempre una multitud impaciente y apresurada que corre en su busca pero, al llegar donde le han dicho que se aloja y preguntar por ella, invariablemente se le contesta: Se ha mudado.

Aspiramos a ser lo que auténticamente somos, pero a medida que creemos lograrlo, nos invade el hartazgo de lo que realmente somos.

Ambicionamos no plagiarnos ni a nosotros mismos, a ser siempre distintos, a renovarnos en cada poema, pero a medida que se acumulan y forman nuestra escueta o frondosa producción, debemos reconocer que a lo largo de nuestra existencia hemos escrito un solo y único poema.

Membretes, 1924.

30 de mayo de 2010

Retrato de estos días

[CdP] Sigo volviendo los ojos hacia atrás, hacia la que tímidamente se inclinaba sobre su breve escritorio y en distintos colores echaba de sí una veintena de poemas sin el menor esfuerzo... Sigo volviendo los ojos hacia la que fui porque estoy anegada en la que soy y quiero vislumbrar la que seré. 

MONOTONÍA

¿Cómo decir este deseo del alma?
Un deseo divino me devora,
pretendo hablar, pero se rompe y llora,
esto que llevo adentro y no se calma.

Pretendo hablar pero se rompe y llora,
lo que muere al nacer dentro del alma.
¿Cómo decir el mal que me devora,
el mal que me devora y no se calma?

Y así pasan los días por el alma,
y así en su daño obsesionada, llora.
¿Cómo decir el mal que me devora,
el mal que me devora y no se calma?

Alfonsina Storni

9 de mayo de 2010

Las vueltas seguras de la muerte

Como he declarado ya por algún lugar, soy bibliómana. Quiere decirse que cada vez que puedo (e incluso cuando no puedo) compro libros. No cualesquiera libros, sino libros que llamen mi atención, que sean de mis autores favoritos, que sean de autores que aún no he leído pero sé que, por diversas circunstancias, debo leer o bien libros que pertenecen a colecciones que ya sé que no van a defraudarme. También compro libros por sus tapas, por sus títulos y muchas veces porque algún escritor declaró que habían significado algo trascendental para él. Desde luego, también compro libros porque sí, porque están en oferta o porque se me da la real gana. 
Días pasados (escribo esto hoy mismo, mayo de 2010, no copio nada del cuaderno de poesía del 2001 en esta ocasión), di con una antología del CEAL, perteneciente a su colección Capítulo, Biblioteca Argentina Fundamental, colección que verdaderamente hace honor a su nombre. Extraigo de allí el siguiente poema que les leí a mis alumnos del taller de escritura; no sé qué impacto habrá causado en ellos pero sí sé el impacto que me produjo a mí: 

POEMA XIII

Más allá de las aguas grises bajan las colinas.
Nadie vigila. 
Sobre las noches descompuestas concentro mi afinación.
Todo lo nuestro llega; las ventanas amigas
entran las lejanías,
pero ya no saldremos nunca de esta mañana
opaca.
Avanzan hacia nosotros las vueltas seguras de la muerte.

La generación poética de 1922

Post-scriptum de marzo de 2021: No tengo idea de cuál fue el impacto al que me refiero ut supra. El poema es bueno pero incluso creo que hay poemas mejores de Fijman. No guardo el menor recuerdo sobre qué fue lo que tanto me impactó y ahora estoy intrigada, porque no le veo ninguna cosa tan extraordinaria ni rutilante. Cierto que el remate es excelente, cierto que Fijman es un gran poeta (de los siempre olvidados) pero no logro dilucidar qué fue lo que tanto me gustó o impactó. Hoy hubiera dejado pasar este poema sin más. Como para comprobar cómo va cambiando nuestra percepción mientras avanzan incólumes las vueltas seguras de la muerte hacia nosotros, claro.

2 de mayo de 2010

¿Con qué hacer poesía?

[CdP] ¿Con qué escribir poesía? ¿Con los sentidos, con la sangre, con la razón? ¿Con lo que pasa, con lo que vivimos, con lo que ya pasó? ¿Con los ojos, el agua, el corazón? ¿Con nada de lo anterior? ¿Con qué hacer poesía entonces? He aquí una respuesta factible: 





PROCURA DE LA POESÍA

No hagas versos sobre acontecimientos.
No hay creación ni muerte ante la poesía.
Frente a ella la vida es un solo estático,
no calienta ni ilumina.
Las afinidades, los aniversarios, los incidentes personales no cuentan.
No hagas poesía con el cuerpo,
ese excelente, completo y confortable cuerpo, tan enemigo de la efusión lírica.
Tu gota de bilis, tu máscara de gozo o de dolor en lo oscuro son indiferentes.
Ni me reveles tus sentimientos,
que se prevalecen del equívoco y tientan el largo viaje.
Lo que piensas o sientes, eso aún no es poesía.

No cantes a tu ciudad, déjala en paz.
El canto no es el movimiento de las máquinas ni el secreto de las casas.
No es la música oída de paso; rumor del mar en las calles junto a la línea de espuma.
El canto no es la naturaleza
ni los hombres en sociedad.
Para él, lluvia y noche, fatiga y esperanza, nada significan.
La poesía (no extraigas poesía de las cosas)
elude sujeto y objeto.

No dramatices, no invoques,
no indagues. No pierdas tiempo en mentir.
No te aborrezcas.
Tu yate de marfil, tu zapato de diamante,
vuestras mazurcas y supersticiones, vuestros esqueletos de familia,
desaparecen en la curva del tiempo, son inservibles.

No recompongas
tu sepultada y melancólica infancia.
No osciles entre el espejo y la
memoria en disipación.
Que se disipó, no era poesía.
Que se partió, cristal no era.

Penetra sordamente en el reino de las palabras.
Allá están los poemas que esperan ser escritos.
Están paralizados, mas no hay desesperación,
hay calma y frescura en la superficie intacta.
Helos allí solos y mudos, en estado de diccionario.
Convive con tus poemas, antes de escribirlos.
Ten paciencia, si oscuros. Calma, si te provocan.

Espera que cada uno se realice y consuma
con su poder de palabra
y su poder de silencio.
No fuerces al poema a desprenderse del limbo.
No recojas en el suelo el poema que se perdió.
No adules al poema. Acéptalo
como él aceptará su forma definitiva y concretada
en el espacio.

Acércate y contempla las palabras.
Cada una
tiene mil fases secretas sobre la neutra faz
y te pregunta, sin interés por la respuesta,
pobre o terrible, que le des:
¿Trajiste la llave?

Repara:
yermas de melodía y de concepto,
ellas se refugian en la noche, las palabras.
Aún húmedas e impregnadas de sueño
rolan en un río difícil y se transforman en desprecio.

Carlos Drummond de Andrade
Traducción: Manuel Graña Etcheverry

Aquí puede leerse el original en portugués y escuchar al propio Drummond de Andrade recitando el poema.

25 de abril de 2010

Un pensamiento llena la inmensidad...

[CdP] Alimentos iniciáticos más que iniciales. Sacros más que sagrados. Fundantes de mi ciudad lírica, de mis obsesiones, mis angustias y mis pasiones. Dadores de la brevedad, la concisión y la sencillez mucho antes de conocer a Calímaco y a otros poetas epigramáticos. Alimentos del comienzo, de cuando aún no había visto nada, no sabía nada, pero ya percibía un destino escrito con letras de fuego, de un fuego que nunca se extinguiría si yo me convertía en su más celosa guardiana, en su más devota vestal...


PROVERBIOS DEL INFIERNO 

(selección; la traducción me pertenece)

The road of Excess leads to the palace of Wisdom. 

El camino del Exceso lleva al palacio de la Sabiduría.

He who desires but act not, breeds pestilence.

El que desea pero no actúa engendra pestilencia.

A fool sees not the same tree than a wise man sees.

Un tonto no ve el mismo árbol que el hombre sabio.

He whose face gives no light, shall never become a star.

Aquel cuyo rostro no resplandece jamás se convertirá en una estrella.

Eternity is in love with the productions of Time.

La Eternidad está enamorada de las obras del Tiempo.

The most sublime act is to set another before you. 

El acto más sublime es poner a otro delante de ti.

Prisons are built with the stones of the Law, Brothels with bricks of Religion.

Las prisiones están construidas con piedras de la Ley, los Burdeles con ladrillos de la Religión.

The nakedness of woman is the work of God.

La desnudez de la mujer es el trabajo de Dios.

Excess of sorrow laughs. Excess of joy weeps.

El exceso de pena ríe. El exceso de alegría llora.

The roaring of the lions, the howling of wolves, the raging of the stormy sea and the destructive sword are portions of eternity too great for the eye of man.

El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la furia del mar tormentoso y la espada destructora son porciones de eternidad demasiado grandes para el ojo del hombre.

Joys impregnate. Sorrow bring forth.

La alegría fecunda. El dolor da a luz.

Let man wear the fell of the lion, woman the fleece of the sheep.

Deja que el hombre use la melena del león y la mujer el vellón de la oveja.

The bird a nest, the spider a web, man friendship.

El pájaro un nido, la araña una red, el hombre la amistad.

What is now proved was once only imagin'd.

Lo que ahora está probado una vez fue sólo imaginado.

One thought fills inmensity.

Un pensamiento llena la inmensidad.

Every thing possible to be believ'd is an image of the truth.

Todo lo creíble es una imagen de la verdad.

Think in the morning, Act in the noon, Eat in the evening, Sleep in the night.

Piensa por la mañana, actúa al mediodía, come al atardecer, duerme por la noche.

The tygers of wrath are wiser than the horses of intruction.

Los tigres de la cólera son más sabios que los caballos de la instrucción.

Expect poison from the standing water.

Espera veneno del agua estancada.

You never know what is enough unless you know what is more than enough.

Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas cuánto es más que suficiente.

The eyes of fire, the nostrils of air, the mouth of water, the beards of earth.

Los ojos de fuego, las narices de aire, la boca de agua, las barbas de tierra.

The weak in courage is strong in cunning.

El débil en coraje es fuerte en astucia.

As the caterpiller chooses the fairest leaves to lay her eggs on, so the priest lays his curse on the fairest joys.

Así como la oruga elige las hojas más bellas para depositar sus huevos, el predicador echa su maldición sobre los places más bellos.

To create a little flower is the labour of ages.

Crear una pequeña flor es el trabajo de siglos.

Damn braces. Bless relaxes.

La maldición estimula. La bendición calma.

Joys laugh not! Sorrows weep not!

¡Las alegrías no ríen! ¡Los dolores no lloran!

The head the Sublime, the heart Pathos, the genitals Beauty, the hands & feet Proportion.

La cabeza lo Sublime, el corazón el Pathos, los genitales la Belleza, las manos y los pies la Proporción.

Exuberance is Beauty.

Exuberancia es Belleza.

Sooner murder an infant in its cradle than nurse unacted desires.

Antes asesinar un niño en su cuna que alimentar deseos insatisfechos.

Enough! Or Too much.

¡Bastante! O Demasiado.

Matrimonio del cielo y el infierno (1790)

18 de abril de 2010

Tan frágil manjar

[CdP] Como un testamento también. Un testamento de pensamientos propios y poemas ajenos. Porque ya se sabe, toda la poesía es testamentaria. Es la voz de un muerto la que habla. Un solo poema puede oficiar ya de testamento porque no deja de ser una señal que alguien recogerá en algún momento. Una señal de que un fulano, alguna vez, tuvo algo que decir y lo dijo, no importa cómo. Por eso, aquí va un testamento poético declarado que siempre me pareció maravilloso: 


TESTAMENTO OLÓGRAFO

Dejo mi sombra,
una afilada aguja que hiere la calle
y con tristes ojos examina los muros,
las ventanas de reja donde hubo incapaces amores,
el cielo sin cielo de mi ciudad.

Dejo mis dedos espectrales,
que recorrieron teclas, vientres, aguas, párpados de miel,
y por los que descendió la escritura
como una virgen de alma deshilachada.

Dejo mi ovoide cabeza, mis patas de araña,
mi traje quemado por la ceniza de los presagios,
descolorido por el fuego del libro nocturno.

Dejo mis alas a medio batir, mi máquina
que como un pequeño caballo galopó año tras año
en busca de la fuente del orgullo donde la muerte muere.

Dejo varias libretas agusanadas por la pereza,
unas cuantas díscolas imágenes del mundo
y entre grandes relámpagos algún llanto
que tuve como un poco de sucio polvo entre los dientes.

Acepta esto, recógelo en tu falda como unas migas,
da de comer al olvido con tan frágil manjar.

Sebastián Salazar Bondy

11 de abril de 2010

Garra y diente

Decía en el 2001 (CdP): 

Hablábamos de alimentos iniciales, alimentos sagrados, a los que les debemos cierta fidelidad. No distingo entre poesía masculina y poesía femenina, no creo que haya lugar para tal cosa; creo en la poesía humana y en lo que cada cual pueda aportar sin que interese qué forma tenga entre sus dos piernas de mono erecto sin pelos y sin paz. Por eso no hago distingos, ni reservo un cuadro aparte para las mujeres ni nada por el estilo. Coloqué a Baudelaire primero porque así fue, y, entonces, de seguir un estricto orden de aparición ella sería la segunda, pero no por ser menos sino por una mera cuestión cronólogica. Habrá más, pero éste es el poema fundacional y es trascendental copiarlo para mí ahora, ahora que voy adquiriendo esta vaga conciencia (que nunca será plena) de estar viviendo exactamente eso, tantos años después de haberlo deseado...

Digo en el 2010: 
Ya no estoy de acuerdo con esa falta de distinción (pondría discriminación, también, pero los bienpensantes se alterarían) entre poesía masculina y poesía femenina. Efectivamente creo hoy día que hay una manera femenina de decir las cosas, en todo diferente a la masculina. La prueba de eso intento darla en mi otro blog, justamente llamado Poematriz, donde voy caprichosamente subiendo algunos poemas míos y muchos otros de poetas, tanto amigas-colegas como universalmente admiradas por mí. Quizás la diferencia entre una escritura masculina y una femenina sea muy sutil; quizá incluso sea una distinción reciente; quizás muchos piensen que lo que diferencia a una de otra es meramente una cuestión temática. No lo sé a ciencia cierta pero sé que hay una diferencia y la celebro, la busco y la defiendo. Somos diferentes y es maravilloso que así sea. Si realmente fuéramos iguales sería el mayor de los aburrimientos...
Respecto a estar viviendo un amor de garra y diente, como tanto había querido desde mi más tierna adolescencia, hoy, a la vuelta de los años, podría decir que fue lo más cerca que estuve pero que aún no lo he vivido en su más feroz plenitud y, por ende, lo sigo esperando (y buscando).

Y redigo en el 2021: 
Vuelvo a mis palabras de hace veinte años. No distingo ya (de nuevo) entre poesía masculina y/o femenina ni ningún otro par/no par y/o, sino que simplemente busco poesía. Poesía de verdad. No jueguitos bobos, no intrascendencias que apenas adornan un tweet o un posteo en Instagram, no grageas de autoayuda rimadas. No. Poesía, poesía desnuda, mía para siempre, como la quería Juan Ramón Jiménez. La prueba está en que el blog mencionado quedó en el más oscuro olvido y ni se me ocurriría remozarlo, y en cambio sí he remozado este, como puede verse. Y lo hice y lo hago con el vivo deseo de acercar poemas más algún comentario o apostilla en estos momentos tan aciagos, en los que más se necesita la palabra siempre viva de los poetas, con total independencia de lo que porten entre sus piernas. Respecto al amor de garra y diente, no me equivocaba y aquello fue lo que entonces y en los años venideros viví y lo que tanto añoro y deseo rabiosamente ahora, sabiendo que ya nunca se repetirá, lamentablemente.

ANIMAL CANSADO

Quiero un amor feroz de garra y diente
que me asalte a traición en pleno día
y que sofoque esta soberbia mía
este orgullo de ser todo pudiente.

Quiero un amor feroz de garra y diente
que en carne viva inicie mi sangría
a ver si acaba esta melancolía
que me corrompe el alma lentamente.

Quiero un amor que sea una tormenta
que todo rompe y lo renueva todo
porque vigor profundo lo alimenta.

Que pueda reanimarse allí mi lodo,
mi pobre lodo, de animal cansado
por viejas sendas de rodar hastiado.

Obras completas

4 de abril de 2010

¿Qué desear si no lo que se escapa...?

Transcribo del Cuaderno de Poesía: 

En realidad, esto no es más que la reformulación de otro Cuaderno de Poesía que yo ya tenía. Era un cuaderno mucho más chico que éste, de hojas cuadriculadas y amarillas en el que me tomaba el trabajo de realizar una guarda de colores combinados (en lápices y fibras) para enmarcar los poemas con un reborde de magia y esplendor. Pero los poemas igual estaban desnudos, solos, como en una antología cualquiera, aunque no era una antología cualquiera sino una «antojolía» muy personal. Abandoné el ambicioso proyecto luego de cuatro o cinco páginas primorosamente decoradas. La idea era recolectar en ellas cualquier poema o canción que me gustase y no estuviera presente ni en mi biblioteca ni entre mis papeles. También cabían poemas encontrados al azar en un libro que consultaba para alguna materia o que consultaba por simple e irrefrenable curiosidad en la biblioteca de la facultad, y asimismo poemas que me había pasado alguna amiga una tarde de charlas en el buffet o poemas que me mandaban editoriales independientes con las que alguna vez tuve fugaz contacto... Todo sin hilo conductor alguno. Era obvio que no iba a prosperar. Pero guardé aquel cuaderno y los poemas que seguí encontrando, ahora hallarán aquí su cauce natural. 
El cuaderno aquel se abría con dos poemas encontrados en un manual de literatura francesa contemporánea, mientras buscaba información para una desastrosa (por lo chapucera y poco inspirada) monografía sobre Jean Paul Sartre que debía realizar para promocionar esa materia. Pasaba las páginas del manual sin demasiado entusiasmo y entonces estos poemas hirieron con el brillo de su luz diamantina mis ojos y jamás pude olvidarlos: 

No soy más que palabra intentada en la ausencia,
la ausencia destruirá todo mi empeño.
Sí, bien pronto pereceré por no ser más que palabra,
y ésta es una tarea fatal y un vano coronamiento.



¿Qué desear si no lo que se escapa,
qué ver si no lo que se oscurece,
qué desear si no lo que muere,
lo que habla y se desgarra?

¿Palabra cercana a mí,
qué he de buscar como tu silencio,
qué luz si no la profunda
tu conciencia amortajada,
palabra arrojada materialmente
sobre el origen y la noche?

Yves Bonnefoy

28 de marzo de 2010

De la musique avant tout les choses

Hoy, que me estoy recuperando del mal trago que pasé anoche (ver aquí), prefiero copiar un poema que originalmente no figuraba en el Cuaderno de Poesía. No porque no lo conociera a Verlaine sino porque aún no había llegado hasta este poema en particular. El Cuaderno de Poesía era, como todos los proyectos de los poetas desaforados, infinito, interminable, imposible. Uno de sus tantos propósitos no declarados explícitamente era oficiar también de compendio de artes poéticas, una de las prácticas que más me gustan dentro de la poesía. Cada quien tiene la propia y si no la tiene, no debe ser muy buen poeta que digamos... La de Vicente Huidobro es una de mis favoritas pero considero que ésta, sin duda alguna, tiene que ser la primera: 

ARTE POÉTICA

La música antes que todo sea,
y el Impar vago para ello busca,
el Impar libre por el espacio,
sin que le manche cosa ninguna.

No es necesario que tus palabras
con minuciosa propiedad luzcan:
son aún más gratos los versos grises
que a lo Indeciso lo Exacto juntan; 

sus ojos grandes detrás de velos,
son temblorosos soles que alumbran,
son en un cielo de otoño tibio
azul enjambre de estrellas puras.

Así buscando el matiz débil,
¡siempre matices! ¡el color nunca!
¡Oh, el matiz sólo desposar logra 
sueños con sueños y alma con música!

¡Lejos, muy lejos, Chiste asesino,
ingenio fútil y risa impura,
todo ese ajo de ruin cocina
el que los ojos del Azul nubla!

¡A la elocuencia retuerce el cuello!
Continuamente, con mano ruda
ten a la rima bien dominada; 
¡cómo te arrastra si te descuidas!

¿Quién de la Rima dirá los males?
¿Qué niño sordo, qué negra estúpida
forjó este dije de baratillo
que suena a hueco cuando se usa?

¡Música empero, música siempre!
Sea tu canto cosa que suba
desde tu alma que de otros cielos
y otros amores camina en busca. 

Tu canto sea la profecía
que va extendiendo la brisa húmeda
por la mañana sobre los campos...
Y el resto es todo literatura.

Traducción: E. Marquina y L. de Zulueta. 

21 de marzo de 2010

Baldomero

Cito del Cuaderno de Poesía y luego amplío ligeramente: 

Esto de copiar poemas no es nada nuevo. Lo debe haber hecho todo el mundo. No intento vanagloriarme de esto, pero sí me sorprendo. Recordé cuál fue el primer poema (que vaya a saber uno por qué fue este y no otro) que copié en mi diario íntimo cuando sólo tenía siete años y creo que es más que justo que hoy esté aquí también. 

Addenda del 21/03/2010: Sí, a los siete años ya tenía un diario íntimo. Lectora y escritora precoz, ya lo ven. El diario era un cuadernito precioso, con tapas duras decoradas con dibujos similares a los de Sarah Kay, que me había regalado mi padre no recuerdo en ocasión de qué. Sus hojas eran rosas y en la tapa decía Poetry book. Todo un presagio, un designio, un destino que se cumplió y se volvió mi vida misma. Anotaba cosas muy sencillas, acordes a mi edad, en general relacionadas con el colegio pero también con algunos dolorosos eventos familiares. Sospecho que copié el poema de Baldomero porque se encontraba en algún manual del colegio o algo por el estilo. No había, que yo recuerde, libros de poesía en mi casa pero yo ya tenía la poesía conmigo. 

ACACIAS

¡Oh doradas acacias
de agosto y de septiembre!
¡Oh fino polvo de oro
sobre las copas verdes!

Yo creo que de noche
las estrellas descienden
a posarse en vosotras
y luego, con la aurora, resplandecen.

Con esta primavera
mi corazón no sabe lo que tiene,
y así, va repitiendo
una misma canción, como las fuentes.

¡Oh doradas acacias
de agosto y de septiembre!
¡Oh fino polvo de oro
sobre las copas verdes!

Baldomero Fernández Moreno
Intermedio provinciano

14 de marzo de 2010

El albatros

Lo que sigue inauguraba mi Cuaderno de Poesía y dice así: 

No podía empezar de otra manera. Después, puede venir todo en cualquier orden pero el primero, inexpugnablemente, debe ser él. Porque yo no entendía nada de nada aún y había leído muy poca poesía, pero ya sabía que lo tenía que leer a él. Una tarde de verano, en una librería de Quilmes, en lo alto de un estante estaba esta edición y mi mano se alzó veloz, lo tomó y nunca más lo soltó. Creo que nunca he prestado este libro, yo que presto libros casi sin discusión. Pero éste no. Y creo que no lo hacía ni lo hago porque en él está mi más puro yo. Todos (sí, todos, acabo de comprobarlo) sus poemas están marcados, subrayados, tildados, llenos de rayas de grafito más gruesas o más finas que indican distintos lápices, distintos años, distintas procedencias pero una misma pasión, locura y devoción. Copiaré ahora un poema-emblema pero volveré a copiar muchos otros poemas, porque no creo que ni antes ni después se haya escrito un libro de poemas mejor que éste y ojalá quede aquí demostrado. La traducción no es buena, pero es bastante fiel por lo que pude ir averiguando con los años. Alguna vez hablaré del profesor Cowes, de mi final de Teoría Literaria I y de su insistencia en que leyéramos a este insigne poeta. También del horror que sentí en la clase de Literatura Francesa, al comprobar que ese no era el autor que yo había leído en mi más tierna edad. Sea. 

EL ALBATROS

Por divertirse, a veces, suelen los marineros
cazar albatros, grandes pájaros de los mares,
que siguen, de su viaje lánguidos compañeros, 
al barco en los acerbos abismos de los mares. 

Pero sobre las tablas apenas los arrojan,
esos reyes del cielo, torpes y avergonzados,
sus grandes alas blancas míseramente aflojan,
y las dejan cual remos caer a sus costados.

¡Qué burdo es y qué débil ese viajero alado!
Él, antes tan hermoso, ¡qué cómico en el suelo!
¡Con una pipa uno el pico le ha quemado,
remeda otro, renqueando, del inválido el vuelo!

El Poeta es como ese príncipe del nublado
que puede huir de las flechas y el rayo frecuentar;
en el suelo, entre ataques y mofas desterrado,
sus alas de gigante le impiden caminar.

Las flores del mal