13 de abril de 2021

Regresa (a Ithaka)

Como siempre, una cosa lleva a la otra. Hoy tampoco sabía muy bien sobre qué discurrir aquí y la asociación ilícita de pensamientos se dio más o menos así: «ayer fue lo mítico con Castillo... mitos... Grecia... ¡ya sé, Kavafis!» (en esos puntos suspensivos se resumen millones de sinapsis simultáneas e imperceptibles, quiero creer). Kavafis (o Cavafis y hasta Cavafy) es una de las tantas maravillas que nos regaló el siglo XX en cuestión de poesía. No lo he leído tanto como desearía a pesar de que, a diferencia de otros momentos, ya cuento con un par de libros suyos y una biografía muy reveladora que encontré, de pura casualidad, mientras estaba de vacaciones en Villa Carlos Paz (los hallazgos vacacionales son siempre así, espectaculares, increíbles y a precios irrisorios). Tendría que ponerme a leerlo con seriedad. ¡Pero hay tantos poetas a los que quisiera ponerme a leer con seriedad! ¡Y no sólo poetas, vive Dios! ¡Tantos asuntos requieren mi atención, a pesar de la pandecosa, del coronacuco, del sinsentido que nos atraviesa de parte a parte cada día! Y por supuesto que reconozco y agradezco como la bendición que es que tantos asuntos variopintos requieran mi atención, incluso en medio de este caos. Estoy pronta a decir que son de las pocas cosas que me están manteniendo en eje en este año. Patagonia siempre como Norte absoluto, los libros, mis lechónidas, este reflotado blog (bendito sea el momento en que se me ocurrió que sería una buena idea regresarlo desde donde fuera que estuviera), el tostón nostálgico y erótico que escribo cada noche recordando la bella figura y todos los amados padecimientos con el Depredador, y la aplicación en mi labor diaria son los obenques a los que me aferro cual Ismael naufragando con el Pequod en esta tormenta actual. Entonces, decía que a Kavafis no lo he leído tanto como quisiera, pero lo poco que he leído me alcanza para recomendarlo a viva voz en este y en todos los sitios (hablando de viva voz, si quieren escuchar «Ítaca» recitado en inglés por nada menos que Sean Connery, hagan clic acá)

REGRESA

Regresa con frecuencia y tómame,
amada sensación: regresa y tómame.
Cuando despierte el recuerdo en mi cuerpo,
y el antiguo deseo me recorra la sangre,
cuando los labios y la piel recuerden
y sienta aquellas manos que aún me tocan,
regresa con frecuencia, y tómame en la noche
cuando los labios y la piel recuerden.


ÍTACA

Si vas a emprender el viaje hacia Itaca
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencia, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones ni a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.

Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en loa emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperlas y coral, y ámbar y ébano,
perfúmenes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te enriquezca.
Itaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Itaca.
Rico en saber y vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Itacas.

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