28 de marzo de 2021

Luciérnagas en el río

Cuando inicié el CdP conocía muy poco de este poeta. Lo tenía visto en las ya numerosas antologías de poesía argentina de mi biblioteca, lo habían mencionado alguna vez en la facultad, sabía que era el poeta favorito de algunos compañeros, pero no me había adentrado en su obra, supongo que porque no era el momento. Es decir, no era mi momento de acceder a esta magia. No siempre podemos acercarnos a un poeta de buenas a primeras. Puede suceder que en el primer acercamiento no ocurra nada, incluso puede ocurrir que nos desagrade o que no captemos cuál es esa maravilla de la que todos hablan. Mucho después, si volvemos a darle una oportunidad, es posible que nos deslumbre y caigamos rendidos ante su maestría sin hesitar un segundo. También puede ocurrir que nunca seamos tomados por su hechicería y está bien: no tiene por qué gustarnos ni deslumbrarnos todo. 
Creo que con Juanele ocurre eso: al principio puede uno sentirse hasta desubicado o extrañado y luego, si persiste, si se deja llevar por la corriente lujosamente lodosa de su poesía, puede incluso terminar como Ofelia ahogándose dulcemente en sus aguas. Es que la poesía de Juanele es la viva voz del río, de las plantas, de la Naturaleza litoraleña cantando a través de sus versos, de sus lánguidos poemas, de esos hilos como caminitos de agua que son sus imposibles de maquetar poemas. La poesía de Juanele es Entre Ríos misma diciendo aquí estoy, esta soy yo, esta mansedumbre verde y dorada, esta rosada comunión, este oro de pájaros y enjambres soy yo. Aunque los porteños sigan ignorándolo todo acerca del interior, cada una de nuestras provincias tiene poetas gigantes que, como Juanele, se transforman en sus voces cantantes. Espero demostrarlo también con este proyecto. 
Gracias a la poeta Fedra Spinelli que ayer tuvo a bien postear esta delicada joya en su muro y me dio la oportunidad de decir estas palabras sobre el enorme Juanele. 

LUCIÉRNAGAS...

Por entre las luciérnagas hacia el río flotamos
pues la sombra está toda de pupilas viajeras.

Y en el río, oh amiga, llamas hondas y móviles.
¿Qué puerto aparecido?
La alta fiesta celeste sumergida,
bajo el encanto de las chispas aladas:
luciérnagas, luciérnagas, todavía en el río!

Obra completa

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