11 de abril de 2010

Garra y diente

Decía en el 2001 (CdP): 

Hablábamos de alimentos iniciales, alimentos sagrados, a los que les debemos cierta fidelidad. No distingo entre poesía masculina y poesía femenina, no creo que haya lugar para tal cosa; creo en la poesía humana y en lo que cada cual pueda aportar sin que interese qué forma tenga entre sus dos piernas de mono erecto sin pelos y sin paz. Por eso no hago distingos, ni reservo un cuadro aparte para las mujeres ni nada por el estilo. Coloqué a Baudelaire primero porque así fue, y, entonces, de seguir un estricto orden de aparición ella sería la segunda, pero no por ser menos sino por una mera cuestión cronólogica. Habrá más, pero éste es el poema fundacional y es trascendental copiarlo para mí ahora, ahora que voy adquiriendo esta vaga conciencia (que nunca será plena) de estar viviendo exactamente eso, tantos años después de haberlo deseado...

Digo en el 2010: 
Ya no estoy de acuerdo con esa falta de distinción (pondría discriminación, también, pero los bienpensantes se alterarían) entre poesía masculina y poesía femenina. Efectivamente creo hoy día que hay una manera femenina de decir las cosas, en todo diferente a la masculina. La prueba de eso intento darla en mi otro blog, justamente llamado Poematriz, donde voy caprichosamente subiendo algunos poemas míos y muchos otros de poetas, tanto amigas-colegas como universalmente admiradas por mí. Quizás la diferencia entre una escritura masculina y una femenina sea muy sutil; quizá incluso sea una distinción reciente; quizás muchos piensen que lo que diferencia a una de otra es meramente una cuestión temática. No lo sé a ciencia cierta pero sé que hay una diferencia y la celebro, la busco y la defiendo. Somos diferentes y es maravilloso que así sea. Si realmente fuéramos iguales sería el mayor de los aburrimientos...
Respecto a estar viviendo un amor de garra y diente, como tanto había querido desde mi más tierna adolescencia, hoy, a la vuelta de los años, podría decir que fue lo más cerca que estuve pero que aún no lo he vivido en su más feroz plenitud y, por ende, lo sigo esperando (y buscando).

Y redigo en el 2021: 
Vuelvo a mis palabras de hace veinte años. No distingo ya (de nuevo) entre poesía masculina y/o femenina ni ningún otro par/no par y/o, sino que simplemente busco poesía. Poesía de verdad. No jueguitos bobos, no intrascendencias que apenas adornan un tweet o un posteo en Instagram, no grageas de autoayuda rimadas. No. Poesía, poesía desnuda, mía para siempre, como la quería Juan Ramón Jiménez. La prueba está en que el blog mencionado quedó en el más oscuro olvido y ni se me ocurriría remozarlo, y en cambio sí he remozado este, como puede verse. Y lo hice y lo hago con el vivo deseo de acercar poemas más algún comentario o apostilla en estos momentos tan aciagos, en los que más se necesita la palabra siempre viva de los poetas, con total independencia de lo que porten entre sus piernas. Respecto al amor de garra y diente, no me equivocaba y aquello fue lo que entonces y en los años venideros viví y lo que tanto añoro y deseo rabiosamente ahora, sabiendo que ya nunca se repetirá, lamentablemente.

ANIMAL CANSADO

Quiero un amor feroz de garra y diente
que me asalte a traición en pleno día
y que sofoque esta soberbia mía
este orgullo de ser todo pudiente.

Quiero un amor feroz de garra y diente
que en carne viva inicie mi sangría
a ver si acaba esta melancolía
que me corrompe el alma lentamente.

Quiero un amor que sea una tormenta
que todo rompe y lo renueva todo
porque vigor profundo lo alimenta.

Que pueda reanimarse allí mi lodo,
mi pobre lodo, de animal cansado
por viejas sendas de rodar hastiado.

Obras completas

1 comentario:

Unknown dijo...

Amiga: yo también siento que hay diferencias entre la poesía masculina y femenina, aunque no se pueda precisar si es el tema, si es el modo de mirar y de decir, de sentir o todo esto junto.
Adoro a Alfonsina y celebro recordarla, una vez más. Su poesía es siempre conmovedora. Su alma es conmovedora. Un abrazo!!!. Amalia