4 de abril de 2010

¿Qué desear si no lo que se escapa...?

Transcribo del Cuaderno de Poesía: 

En realidad, esto no es más que la reformulación de otro Cuaderno de Poesía que yo ya tenía. Era un cuaderno mucho más chico que éste, de hojas cuadriculadas y amarillas en el que me tomaba el trabajo de realizar una guarda de colores combinados (en lápices y fibras) para enmarcar los poemas con un reborde de magia y esplendor. Pero los poemas igual estaban desnudos, solos, como en una antología cualquiera, aunque no era una antología cualquiera sino una «antojolía» muy personal. Abandoné el ambicioso proyecto luego de cuatro o cinco páginas primorosamente decoradas. La idea era recolectar en ellas cualquier poema o canción que me gustase y no estuviera presente ni en mi biblioteca ni entre mis papeles. También cabían poemas encontrados al azar en un libro que consultaba para alguna materia o que consultaba por simple e irrefrenable curiosidad en la biblioteca de la facultad, y asimismo poemas que me había pasado alguna amiga una tarde de charlas en el buffet o poemas que me mandaban editoriales independientes con las que alguna vez tuve fugaz contacto... Todo sin hilo conductor alguno. Era obvio que no iba a prosperar. Pero guardé aquel cuaderno y los poemas que seguí encontrando, ahora hallarán aquí su cauce natural. 
El cuaderno aquel se abría con dos poemas encontrados en un manual de literatura francesa contemporánea, mientras buscaba información para una desastrosa (por lo chapucera y poco inspirada) monografía sobre Jean Paul Sartre que debía realizar para promocionar esa materia. Pasaba las páginas del manual sin demasiado entusiasmo y entonces estos poemas hirieron con el brillo de su luz diamantina mis ojos y jamás pude olvidarlos: 

No soy más que palabra intentada en la ausencia,
la ausencia destruirá todo mi empeño.
Sí, bien pronto pereceré por no ser más que palabra,
y ésta es una tarea fatal y un vano coronamiento.



¿Qué desear si no lo que se escapa,
qué ver si no lo que se oscurece,
qué desear si no lo que muere,
lo que habla y se desgarra?

¿Palabra cercana a mí,
qué he de buscar como tu silencio,
qué luz si no la profunda
tu conciencia amortajada,
palabra arrojada materialmente
sobre el origen y la noche?

Yves Bonnefoy

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